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EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO > EL GÉNESIS > CAPÍTULO I - Caracteres de la revelación espírita > 57
57. Una de las preguntas más importantes entre las que figuran al comienzo del capítulo, es
la siguiente: ¿Cuál es la autoridad de la Revelación Espírita, puesto que emana de seres de
inteligencia limitada, y, por lo tanto, falibles?
La objección sería atendible si la revelación se limitase exclusivamente a la enseñanza de los
espíritus y debiéndose aceptarla ciegamente. Pero carece de validez, ya que el hombre aporta a ella
su inteligencia y su juicio, y los espíritus se limitan a encaminarlo por la vía de las deducciones que
se extraen de la observación de los hechos. Las manifestaciones son hechos, el hombre los estudia y
busca la ley por la que se cumplen. Los espíritus de todas las categorías lo asisten en ese trabajo,
actuando como colaboradores y no como reveladores, según el sentido usual del término. Somete
8. Todos los alegatos que pretenden teñir nuestros principios de absolutistas y autocráticos, y todas las
aseveraciones falsas con que ciertas personas mal intencionadas o carentes de información intentan manchar
nuestra Doctrina, son destruidos por las declaraciones claras y categóricas contenidas en este capítulo. Dichas
declaraciones no son, por otra parte, nuevas, ya que las hemos repetido reiteradas veces en nuestros escritos para
disipar cualquier duda posible. Definen, además, nuestro auténtico papel, el único que ambicionamos: el de
trabajar. [N. de A. Kardec.]
sus pareceres al control de la lógica y el buen sentido, y de esta manera aprovecha los
conocimientos especiales que poseen los espíritus, en razón de su posición, mas sin abdicar de su
propio razonamiento.
Los espíritus son las almas de los hombres, por tanto, al comunicarnos con ellos no salimos
de la Humanidad, lo que constituye un hecho de capital importancia. Los hombres de genio que han
iluminado el camino de la Humanidad abandonan el mundo de los espíritus para reencarnar, así
como a él vuelven al dejar la Tierra. Sabemos que los espíritus pueden comunicarse con los
hombres, y aquellos que fueron genios pueden darnos, en el estado de espíritus, instrucciones y
brindarnos sus enseñanzas después de muertos, al igual que cuando estaban vivos. La única
diferencia es que ya no son visibles para nosotros. Sus experiencias y conocimientos no
disminuyeron, y si sus palabras como hombres poseían autoridad, la seguirán teniendo en el mundo
de los espíritus.