Buen
estilo de comunicación. (Sociedad Espírita de París, 8 de agosto de 1862. -
Médium, Sr. Leymarie.)
Buscad la sobriedad y la concisión en el
discurso; pocas palabras, muchas cosas. El lenguaje es como la armonía: cuanto
más quieres hacerlo hábil, menos melodioso es. La verdadera ciencia es siempre
la que sorprende, no a unos sibaritas aburridos de todo, sino a la masa
inteligente que durante tanto tiempo se ha desviado del camino de la verdadera
belleza, que es el de la sencillez. Siguiendo el ejemplo de su Maestro, los
discípulos de Cristo habían adquirido este profundo conocimiento de hablar
bien, con sobriedad, con brevedad, y sus discursos, como el suyo, estaban
imbuidos de esa gracia exquisita, de esa profundidad que hoy, en un tiempo en
que todo miente a nuestro alrededor, haciendo aún de las grandes voces de
Cristo y de los apóstoles modelos inimitables de concisión y precisión.
Pero la verdad descendió de lo alto; los
Espíritus superiores vienen, como los apóstoles de los primeros días de la era
cristiana, a enseñar y dirigir. El Libro de los Espíritus es toda una
revolución, porque está escrito con brevedad, con sobriedad: pocas palabras,
muchas cosas; ni flores de retórica, ni imágenes, sino sólo grandes y fuertes
pensamientos que consuelan y fortalecen; por eso agrada, y agrada porque se
comprende fácilmente: hay una marca de la superioridad de los Espíritus que lo
dictaron.
¿Por qué hay tantos comunicados de los
llamados Espíritus superiores, llenos de disparates, frases hinchadas y
floridas: una página para no decir nada? Tened por seguro que no son Espíritus
superiores, sino falsos eruditos que creen surtir efecto reemplazando por
palabras el vacío de las ideas, la profundidad de los pensamientos por la
oscuridad. Sólo pueden seducir a cerebros huecos como el de ellos, que toman el
oropel por oro fino y juzgan la belleza de una mujer por el brillo de sus
adornos.
Así que cuidado con los Espíritus
verborrágicos, con lenguaje rimbombante y anfigúrico, que hay que devanarse los
sesos para comprender; reconoced la verdadera superioridad en un estilo
conciso, claro e inteligible sin esfuerzo de imaginación; no midáis la
importancia de las comunicaciones por su extensión, sino por la suma de las
ideas que contienen en el menor volumen. Para tener el tipo de superioridad
real, cuentes las palabras y cuentes las ideas - me refiero a las ideas
correctas, sanas y lógicas; - la comparación os dará la medida exacta.
Barbaret (Espíritu familiar).