Carta al Dr. Morhéry concerniente a la Srta. Godu
En los últimos tiempos se han comentado ciertos fenómenos extraños operados por la Srta. Godu, que consistirían particularmente en la producción de diamantes y de granos preciosos por medios no menos extraños. Al respecto, el Sr. Morhéry nos ha escrito una muy extensa carta descriptiva, y algunas personas se sorprendieron de que no hemos hablado sobre el tema. La razón de eso es que nosotros no apreciamos ningún hecho con entusiasmo, y examinamos fríamente las cosas antes de aceptarlas, pues la experiencia nos ha enseñado cuánto debemos desconfiar de ciertas ilusiones. Si hubiéramos publicado sin examen todas las maravillas que nos han sido relatadas con más o menos buena fe, nuestra
Revista hubiese sido tal vez más divertida; pero debemos conservarle el carácter serio que ésta siempre ha tenido.
En cuanto a la nueva y prodigiosa facultad que se habría revelado en la Srta. Godu, francamente creemos que la de médium curativa era más valiosa y más útil a la humanidad, e incluso a la propagación del Espiritismo. Entretanto, nada negamos, y aquellos que piensan que con tal noticia deberíamos inmediatamente tomar el primer ferrocarril para cerciorarnos de la misma, responderemos que si es real, no dejará de ser oficialmente constatada; que, entonces, siempre habrá tiempo para comentarla, y que nuestro amor propio no ha de sufrir por ser el primero a proclamarla. Por lo demás, he aquí un extracto de la respuesta que le hemos dado al Sr. Morhéry:
«... Es cierto que no he publicado todos los informes que me habéis enviado sobre las curas operadas por la Srta. Godu, pero he dicho lo suficiente como para llamar la atención sobre ella. Si hablase constantemente de este caso podría dar la impresión de estar al servicio de un interés particular. Además, la prudencia aconsejaba que el futuro confirmara el pasado. En cuanto a los fenómenos que relatáis en vuestra última carta, son tan extraños que no me aventuraría a publicarlos sino cuando yo tenga la confirmación de los mismos de una manera irrecusable. Cuanto más anormal es un hecho, más circunspección él exige. Por lo tanto, no os sorprendáis que yo tenga mucha circunspección en esta circunstancia. También ésta es la opinión de la
Comisión de la Sociedad, a la cual he sometido vuestra carta; la
Comisión ha decidido por unanimidad que, antes mismo de hablar del caso, era conveniente esperar su desarrollo. Hasta el presente, ese hecho es tan contrario a todas las leyes naturales, e incluso a todas las leyes conocidas del Espiritismo, que el primer sentimiento que provoca, inclusive entre los espíritas, es el de la incredulidad. Hablar por anticipado del mismo y antes de poder apoyarlo con pruebas auténticas, sería excitar sin provecho la locuacidad de los bromistas de mal gusto.»
Nota – Posponemos para nuestro próximo número la publicación de varias evocaciones y disertaciones espíritas de gran interés.
ALLAN KARDEC